Un burro y un tigre se dirigian, en peregrinación, a Santiago. Y se encontraron un río, sin puente.
-Nos va a tocar cruzar el río a pata - dijo el tigre.
-Para no mojarnos los dos, uno se puede subir encima del otro, para cruzar. Y a la vuelta, como tendremos que pasar otra vez, cambiamos - dijo el burro.
Y dicho y hecho, el tigre se subió al lomo del burro y empezó a cruzar.
Pero ese río traia mas agua del que parecia.
-Oye burro -dijo el tigre-, el río tiene mucha fuerza. Me va a llevar la corriente.
-Agarraté fuerte -dijo el burro.
-Lo siento, amigo, pero voy a tener que clavarte las uñas. Me voy a caer. A la vuelta, tú podrás agarrarte con las zarpas a mi espalda -dijo el tigre.
-De acuerdo - dijo el bonachón burro, que no se temia la treta que le preparaba el tigre.
Las garras del tigre estaban haciendo un dolor terrible al burro. Pero al final, consiguió pasar el río, con el tigre a cuestas. Y siguieron hacia Santiago.
A la vuelta, los dos amigos, volvieron a encontrarse el río. En esta ocasión, el burro se subió encima del tigre, como era lo pactado.
Pero a la mitad del río, volvió el problema de la corriente. Esta vez, incluso, con mas fuerza.
-Tigre - dijo el burro -, me lleva el agua.
-Pues agarraté con las uñas - dijo el tigre, mientras se reia, pues sabia que los burros no tienen uñas.
Y respondió el burro, echandose mano a la picha: "Como yo no tengo uñas, TE CLAVO ESTA CUÑA".
domingo, 2 de noviembre de 2008
Fábulas animadas de ayer y hoy
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