Y un día la conocí. La mas bella nazionalsocialista que habia visto en mi vida. Aria, rubia y de ojos azules.
Locamente enamorado, locamente enamorado.
Ibamos juntos a las manifestaciones de caracter fascista. Yo llevaba mi bandera roja con la hoz y el martillito... el lider del partido habia ordenado que fueramos, a todas las manis, con banderas. Por eso siempre, los nazis, me inflaban a ostias.
Entre los nazis y yo, surgió una hermosa amistad: cada vez que me veian, sonreian sin parar, y me gritaban "camarada", mientras me mandaban al hospital. Estoy seguro, que mi amada tambien me pateaba alguna vez, con las doctor martens que yo la regalé, por amor.
Locamente enamorado, locamente enamorado.
Que bonita es nuestra democracia, que deja expresar nuestras ideas libremente, aunque inciten al odio y al racismo, al fascismo mas feroz, y nieguen hasta el holocausto.
Que majetes son estos chiquillos, con sus bates de beisbol y sus tatuajes con la cara de Heinrich Himmler. Dejadlos crecer, ya vereis que bien nos va.
Viva la democracia que nos unió por amor.